O cómo tu vida puede cambiar y ser destruída en segundos por un descuido.
Una joven banda de punk está de gira por los Estados Unidos dándose a conocer con sus escasos recursos. Un día les surge una actuación en un local, plagada de bandas de skinheads. Aunque hay nervios y tensión, la actuación les sale bien y las cosas funcionan hasta el final del concierto. Parece que se pueden ir sin ningún tipo de altercado a pesar del sitio y el público. Pero justo en el momento de irse, justo en ese preciso instante, la cantante entra en cuarto donde se había olvidado su móvil, convirtiéndose instantáneamente en los únicos testigos del asesinato de una chica a manos de los propios skins. A partir de aquí un bucle de supervivencia y violencia tiñe la historia de la banda, encerrados como rehenes en una habitación y rodeados de skins con intención de no dejar con vida a ningún joven de la banda.
Un film increíble, con una gran mala leche, violenta (dentro de los límites moralmente americanos) y mucha tensión, si algo marca el film, es la tensión que en todo momento sabe transmitir, sabe cómo dejar que el terror de los componentes de la banda traspasen para contagiar ese sufrimiento por salvar sus vidas.
Hay que destacar que el jefe destructor y manipulador de los skins es ni más ni menos que Patrick Stewart !!
Un film, sin grandes aspiraciones ni moralidades, es lo que cuenta y no hay más en lo que fijarse, ni detalles morales ni metáforas escondidas, buenos contra malos y que gane el que quede respirando
Muy recomendable y un gran fichaje para el Festival de Cine Fantástico de Sitges 2015.