
‘Monsieur Aznavour’, es un retrato íntimo y emotivo de Charles Aznavour, el hijo de inmigrantes armenios que conquistó la chanson francesa y el mundo entero. El film, codirigido por Mehdi Idir y Grand Corps Malade, ha sido concebido como un relato cronológico dividido en capítulos llamados como sus canciones emblemáticas, una estructura narrativa elegante que guía al espectador a través del tiempo y de sus éxitos.
Shahnur Aznavourian nació en París en 1924, en el seno de una familia armenia refugiada. Criado entre estrecheces y la cultura de su comunidad, pasó su infancia ayudando a ocultar judíos y armenios durante la ocupación nazi. La película, o lo al principio de su historia, combina imágenes de archivo y dramatizaciones para mostrar cómo esos primeros años fueron durísimos y forjaron su carácter y su voz artística.
A pesar de su talento como compositor, durante años fue ignorado o despreciado por la crítica y el público por su voz nasal y su baja estatura, incluso fue tachado de compositor pero no intérprete.
Solo él mismo creyó en él, y a través de perseverancia y una ética de trabajo impresionante —llegaba a componer hasta 17 horas al día— Charles Aznavour se convirtió progresivamente en una figura central de la canción francesa.
Uno de los momentos más decisivos retratados en la película es su estrecha relación con Édith Piaf —interpretada por Marie‑Julie Baup— pero no acabó de reconocer su talento como cantante aunque sí como compositor, y le dio una gran oportunidad: ser su chofer y dejarle cantar en huecos improvisados.
Piaf se convierte en fuente de inspiración para Aznavour: una artistica de fuerte carácter que legitima sus canciones frente al público francés.
Hay que aplaudir el enorme acierto del casting: Tahar Rahim, actor franco‑argelino, encarna a Aznavour con una gran caracterización e intpretación del genio francés.
Por supuesto que tuvo que prepararse concienzudamente para este papel y se sometió a seis meses de preparación en canto, piano, danza y gestos escénicos para imitar esa voz entrecortada y la postura característica del gran Charles Aznavour. Interpretando muchas de sus canciones en la película, su transformación fue tan auténtica que llegó a emocionar incluso a los hijos del propio Aznavour.
No obstante, algunos críticos opinaron que la altura de Rahim (mucha más que la de Aznavour real) y ciertos gestos exagerados recordaban más a una imitación que a una encarnación auténtica; y que esa distancia emocional restaba profundidad a la historia.
Pero, como siempre, hay opiniones para todos los gustos.
Elogiar la ambientación, el vestuario y la atmósfera coincide con el consenso general: el diseño de producción y vestuario (de Isabelle Mathieu y Stéphane Rozenbaum) logran una recreación notable del París de mediados del siglo XX, desde los barrios armenios hasta los escenarios del Olympia o Nueva York . La música, compuesta por Varda Kakon, acompaña cada etapa de su vida con inteligencia, utilizando sus canciones más icónicas como hilo narrativo emocional .
Aunque el ritmo narrativo —sobre todo en su primera mitad— ha sido calificado por algunos como lento o “punishing”, la evolución de la historia desde sus inicios en cafés de barrio hasta sus giras mundiales mantiene el interés con secuencias de concierto llenas de intensidad visual y emocional.
Al morir en 2018 con 94 años, Aznavour dejó una obra de más de 1.200 canciones, 200 millones de discos vendidos y su huella como embajador de la cultura francesa . El biopic se estrenó en el 100.º aniversario de su nacimiento y recaudó más de dos millones de espectadores en Francia, consolidándose como un evento cultural .
Monsieur Aznavour es un homenaje cargado de emoción de uno de los grandes creadores de la música francesa. Su voz y su historia, construidas desde lo humilde hasta convertirse en mito, resuenan en cada encuadre, escena y canción. Si te dejó ese sello tan especial, ya forma parte del legado que la película contribuye a preservar.

