Las hermanas Nora y Agnes se reencuentran con su distanciado padre, el carismático Gustav, un antiguo director de renombre que le ofrece a su hija Nora, actriz de teatro, un papel en su próxima película. Nora lo rechaza y pronto descubre que le ha dado su papel a una joven y entusiasta estrella de Hollywood. De repente, las dos hermanas deben sortear su complicada relación con su padre y lidiar con una estrella estadounidense que se encuentra en medio de su compleja dinámica familiar.
Hay ciertos momentos en los que el cine aún te sorprende, y poder descubrirla y sumergirte en este viaje metacinéfilo ha sido increíble.
Desde la fotografía, el guion, las interpretaciones, todo, es una oda al séptimo arte.
Tratado como una cinta capitular camuflada por la trama de cada uno de los cuatro personajes centrales, se van uniendo a través de la interpretación y la lectura de los personajes de la película.
Pero el film trata de tantas cosas, a veces explícitas otras solo hace falta observar: el abandono, el ego, el narcisismo actoral, las inseguridades en los actores que los hacen más humanos, la madurez y el fin de la vida, la fragilidad, el amor filio-parental y la incapicadad de decir cuánto se quiere a los que queremos y lo que nos volcamos en los desconocidos.
Las lecturas de guion en la película por parte de las actrices eran de una ejecución magistral, de una interpretación tal, que solo ese fragmento de minutos es mucho mejor que el guion entero de las recientes películas salidas del horno.
Y la fotografía? Una belleza y una composición perfecta, cada vez que se ‘actuaba’ dentro de la película, los actores quedaban enmarcados por puestas, marcos o ventanas que te dirigían la mirada hacia esa interpretación tan bien coreografiada.
Es un film ambicioso donde desarrolla la historia de cada personaje y les da el tiempo y el espacio para que se desarrolle la trama de cada uno, sin etiquetar la película por episodios
Claramente, tenemos ante nosotros a una gran ganadora de Oscar.