Sylvia es trabajadora social que lleva una vida sencilla y estructurada: su hija, su empleo y sus reuniones de Alcohólicos Anónimos. Sin embargo, su vida dará un vuelco cuando, tras una reunión de antiguos alumnos del instituto, Saul la sigue a casa. Este inesperado reencuentro tendrá profundos efectos en ambos y abrirá la puerta a su pasado.

El director Michel Franco nos trae con Memory una película intensa y conmovedora, que explora la vulnerabilidad humana a través del reencuentro entre dos personas marcadas por el pasado y el deterioro del presente. Jessica Chastain y Peter Sarsgaard ofrecen interpretaciones excepcionales, transmitiendo con una sutileza abrumadora la complejidad de sus personajes y el peso de sus emociones.  

Sarsgaard, en el papel de un hombre que enfrenta una demencia imparable, consigue un retrato conmovedor y dolorosamente realista de la enfermedad. Chastain, por su parte, brilla con una expresividad que va más allá de las palabras; su lenguaje corporal dice tanto que, en muchos momentos, el diálogo se vuelve innecesario.  

No es una película para todos. Su tono es desgarrador y puede resultar difícil de ver para un público más sensible, pero precisamente por eso tiene un impacto tan profundo. No solo habla de la enfermedad, sino también de la memoria en un sentido más amplio: lo que recordamos, lo que olvidamos y cómo esos fragmentos de vida nos definen.  

Verla es doloroso, pero también necesario, porque nos recuerda la importancia de la empatía y la conexión humana. Un film que te hace salir del cine siendo, quizá, un poquito mejor.