La serie original Movistar Plus+ ‘Poquita fe’, creada por Pepón Montero y Juan Maidagán y protagonizada por Raúl Cimas y Esperanza Pedreño, se estrena al completo el martes 4 de julio, con 12 episodios de 15 minutos.

Berta trabaja en una guardería y José Ramón es vigilante jurado. De esas parejas que se acoplan a la perfección porque son dos gotas de agua, a pesar de venir de entornos distintos. Uno, criado por una madre soltera sin ningún complejo y abierta a experimentar cosas nuevas hasta el último día; la otra, hija mayor de unos padres convencionales, con una madre antipática y un padre sometido que siempre se llevó mejor con su otra hija, fría como su madre, pero de espíritu libre como él y con la que Berta nunca se entendió. El día que Berta se fue de casa fue un alivio para Berta y para los que se quedaban en casa.

Y todo va bien hasta que Berta conoce a Pilar, una mujer que ha hecho de todo y todo lo ha dejado, que hoy está aquí y mañana allá. Durante el año en el que transcurre la serie, Pilar le abre los ojos a Berta, y ésta ve que igual se está perdiendo algo por no salir de la zona de confort, que por otra parte, empieza a no resultar tan confortante. ¿Con quién puede hablar? Con nadie. Así que piensa. Porque José Ramón y ella son bastante de pensar. Y de eso va esta serie». 

Los personajes de ‘Poquita fe’, según sus creadores
BERTA Y JOSÉ RAMÓN:
dos cándidos, dos inocentes. Viven en su mundo pequeño, hecho de detalles pequeños y pequeños momentos. Y tan a gusto. De tanto tiempo que llevan juntos, parecen hasta un poco iguales.

Berta trabaja cuidando niños en una guardería. Antes de trabajar allí le gustaban más los niños. Ahora, los aguanta.

José Ramón es vigilante jurado en una delegación del gobierno. Un trabajo rutinario. Está feliz. Antes tenían más amigos, como todo el mundo, pero poco a poco su círculo se ha ido reduciendo a su vecino, sus compañeros de trabajo, la gente del barrio y sus respectivas familias. Tampoco echan de menos a nadie más. 

A veces sí que les gustaría estar más a su aire, desconectar un poco de ese entorno. Lo han pensado los dos por su cuenta, pero no lo han hablado nunca.

LOS SUEGROS Los padres de Berta: madre sin atributos maternales, pero ella es inconsciente del tema. Te las suelta y ahí las deja. Sobre todo a Berta. Se ve que ha hecho sufrir a Berta toda la vida, pero si se lo mencionaras, te diría que de qué estás hablando.

Y el suegro se ve que ha tragado toda la vida también. Hace cuarenta años pensó eso de “por no discutir…” Y ahí sigue. Lo que se dice “un huevón”. Y se ha hecho una coraza en la que resbala todo. Un hombre realizado.

LA CUÑADA La hermana pequeña de Berta: Lo contrario a ella: despreocupada, desinhibida, desconsiderada… La favorita de los padres. No ha tenido que esforzarse por nada: todo le ha ido saliendo bien, tiene don de gentes… Y eso al final es una carga. Vamos, que hay días que no se aguanta. Y entonces, la tienen que aguantar los demás.

LA MADRE de José Ramón: El único personaje libre de verdad de toda la serie. Libre porque no tiene ni un solo prejuicio, todo le parece bien. Probó de todo en su juventud, pero no le bastó y sigue probando. Fue madre soltera, hippy en Ibiza, camarera en Londres… Y repetiría de nuevo el año que viene. Ganas no le faltan, lo que pasa es que está el Brexit.  

EL VECINO: Un tío mezquino, desagradable, al que no hay quien aguante pero, como vive al lado, José Ramón se pasa los días con él. “Al final, le pillas el punto”, dice.

PILAR: Berta la conoce este año y flipa con ella. Una tía que ha vivido más incluso que la madre de José Ramón: ha estado en más sitios, ha hecho más locuras, ha vivido con menos freno todavía. Lo único, no ha tenido hijos. Y sigue viviendo igual: a tope. Encima es de las que suelta todo lo que se le pasa por la cabeza… En eso se parece a la otra madre, la de Berta. Es como la compañera rebelde del instituto, que te afecta y te cambia la vida. 

RIKI, El compañero de trabajo de José Ramón: Otro al que, si no vieras todos los días, nunca le llamarías para quedar. De poca conversación y aburrida, se pasa el día junto a José Ramón, cuarenta horas semanales. Y a veces quedan los sábados. “Al final, le pillas el punto”, dice José Ramón.