El Hotel Palace es un extraordinario castillo diseñado a principios del siglo XX y situado en pleno valle nevado de Suiza. Cada año acoge a huéspedes adinerados de todo el mundo en este ambiente gótico y de cuento de hadas. En vísperas del año 2000 se han reunido todos para un acontecimiento irrepetible. Una multitud de camareros, porteros, cocineros y recepcionistas están allí para atender a todas las excentricidades millonarias de los clientes adinerados. Hansueli, el dedicado director del hotel, inspecciona al personal antes de la llegada de los huéspedes, recalcándoles que, aunque sea el amanecer del nuevo milenio, no va a ser el fin del mundo. Lo que en realidad está a punto de producirse es una guerra librada por los caprichos y excentricidades de los huéspedes del hotel.

⭐️⭐️🌟

Y es que teniendo tanto potencia, por el tipo de personajes con los que cuenta y la situación que se genera por el efecto 2000 ese fin de año del 99, todo queda reducido a un encadenamiento de malos gags, sin apenas humor, con tonos y frases fuera de tiempo.

Al más puro estilo Four Rooms, la película se convierte en una crítica y mofa, nada velada, hacia los ricos y sus caprichos, de sus exageradas cirugías plásticas, sus mimadas y consentidas mascotas, así como los intereses por amistad. Tal vez es una vendetta personal hacia algún personaje de Hollywood y solo ellos lo pillen, porque lo que es el público …, nop. Los personajes, caricaturas de lo que fueron, fueron jóvenes, fueron famosos y con glam, y ahora, aún ahogadas en dinero, son una burla de lo que llegaron a ser: una estrella del porno en declive, los típicos mafiosos rusos acompañados de sus excesos, de seguridad, corrupción y mujeres de compañía, un cirujano plástico sin demasiados escrúpulos acosado por clientas y futuras pacientes, y un sinfín de ricas octogenarias todas operadas como muñecas en serie, (ni el propio cirujano puede diferenciarlas), y luego está Mickey Rourke, un papel muy ajustado a sus interpretaciones, pero irreconocible con tanta operación (y espero) maquillaje, donde su trama podría haber acabado en una historia hilarante, pero no llega a completar el circulo.

La fotografía, es lo poquito que se salva en The Palace. Tonos cálidos que acogen cada rincón del hotel con calor y agradecimiento, contrastando con el frio entorno suizo.

Y el montaje… flaco favor le hace tambien, imágenes sin sentido, (no puede ser que un personaje esté en una reunión en una punta del Hotel y en la siguiente escena ese personaje está en medio de una fiesta), despistando al espectador de la cronología del film.


La banda sonora
, una vez más, pasa por las manos del oscarizado compositor, Alexandre Desplat, músico de confianza de Roman Polanski, (Chinatown, Rosemary´s Baby o El Pianista), en The Palace, no es una excepción y es el encargado de amenizar este dilema de película.

Quizás si te tomas la película como una absurda, despiadada y voraz crítica hacia los ricos y, sobre todo, no esperas encontrar un film de continuas carcajadas, pueda ser una película que te haga pasar un buen rato.

O quizás es un film que Polanski ha decidido hacer por motivos desconocidos y tenga mucho sentido en su mente, pero no es así para el espectador que está intentado resolver los puzzles sin sentido que nos muestra el director.