O cómo la vejez y el aburrimiento pueden cambiar, cómo la ilusión de unos pocos no hacen daño a nadie pero puede ser peligrosa.

 

En breve se presentará en el festival de robótica un androide que causará gran aclamación entre entendidos y el público en general, pero la fatalidad se presenta en el laboratorio de los científicos que van a hacer dicha presentación y el robot cae fatalmente por la ventana del laboratorio, quedando poca cosa más que chatarra.

Con tan poco tiempo y siendo imposible la reparación o construcción de un nuevo robot, deciden hacer un cásting para que el elegido se meta en la carcasa del robot y actúe como tal, recibiendo órdenes de los científicos a través de un micro, pero también empieza a tener «ideas» y actuaciones propias, desmesuradas para un robot, y es a partir de aquí donde todo el plan se les descontrola.

 

Tenía ganas de verla porque creía que pasaría un gran rato, y sin duda así fue, ya que ofrece momentos, entrañables, escenas muy cómicas y escenas donde se les va cantidad la olla.

 

Me acuerdo que el público era muy receptivo al humor oriental de la que el film hace constante acopio de ello, y aplausos y carcajadas adornaban muchas de las escenas.

 

También de una forma escondida con el humor que ofrece, nos hace ver el amor de los abuelos por nietos y cómo muchas veces se sienten poco útiles, poco productivos, por su puesto de una forma muy disimulada porque ni mucho menos es el tema central, sino uno de los motivos por los que el protagonista decide ocupar el sitio del robot, aunque también cómo se le escapa de las manos y la soberbia puede con su buen hacer.

 

Por su puesto en el film está presente las figuras de la chica, el listo del grupo, el listillo, y el gordito simpático, tópicos y típicos que hace gala en esta clase de películas.

 

Es sin duda un film altamente recomendable, cargado de humor, de buenas intenciones y que te alegra la tarde con humor oriental tan poco disimulado y exagerado que muchas veces demuestran en todos sus películas.