The World’s End, de Edgar Wright.

O cómo sobrevivir a los robots que quieren dominar el mundo sustituyendo a los lugareños de tu pueblo natal.

Cinco antiguos amigos de instituto, ahora ya adultos y con sus carreras y vidas ya establecidas, se vuelven a reunir en su antiguo pueblo a petición de uno de ellos, Gary King, el cual no es capaz de conservar un empleo más de 2 meses y vive anclado aún en los buenos recuerdos de juventud, sin asumir responsabilidades ni riesgos. Éste intentará llevar a cabo la tradición que no pudieron cumplir 20 años atrás cuando acabaron el Instituo: completar La Milla de Oro, una tradición estudiantil en el que durante el recorrido de esa milla se ha de entrar a cada pub que componen la ruta y beber una pinta (o más) en cada uno de ellos, hasta llegar al último, a The World’s End. A través de la ruta y la ingesta de alcohol la lengua se desata y salen tantos trapos sucios como desventuras y siempre con la culpa encabezada por Gary el cual descubrirá en uno de eso pubs que la gente del pueblo han sido sustituidos por robots, con un terrible objetivo: conquistar y dominar el mundo. Se inica así la aventura de intentar salvar al mundo y a la vez acabar de completar la Milla de Oro.

No se puede esperar menos de este director y es que además de rodar en suelo inglés, sus actores también son autóctonos. Por ello los personajes principales de este film son, por supuesto el que se ha convertido en uno de sus dos «musas» como es Simon Pegg junto con el que se ha convertido en su inseparable pareja cómica y, también musa de este director, Nick Frost. Compartiendo reparto con los dos principales están Eddie Marsan, Paddy Considine y elemental querido Watson, Martin Freeman.

Por supuesto que el hecho de contar con los que se han convertido una paraje cómica de humor inglés es una garantía de película cómica, pero además Martin Freeman nos ayuda junto a los otros dos actores a completar escenas divertidas en cómicas y a la misma vez con tintes serios y planteamientos crueles.

Una película sobre el fin del mundo diferente, entretenidísima, que aborda por un lado los problemas que cualquier adulto se enfrenta en su día a día, familia, mujer, hijos, las responsabilidades en el trabajo, la vida social y la visión por otro lado del despreocupado que vive al día y que las responsabilidades sólo las asume hasta cuando acaban sus derechos dejando las obligaciones para los demás, y si para ello ha de mentir, liar o urdir cualquier artimaña, sin duda, no dudará en llevarlo a cabo, es decir, en cualquier grupo de amigos nos hemos encontrado a este personaje representado en algún momento de nuestras diferentes etapas.

Divertidas escenas, situaciones sorprendentes, sin duda una historia del fin del mundo diferente, divertida y muy inglesa. Por supuesto muy recomendable de ver para pasar un buen rato y situaciones divertidas.

 

 

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