O como renunciar a una vida programada pero despreocupada para llegar a ser libre.

Nos encontramos en un presente distópico, en el que un brillante genio de la informática trabaja para una compañía, en un secreto proyecto. Intentar descubrir la verdad sobre el significado de la existencia en sí mismo. Pero la grandiosa compañía para la que trabaja, controladora de todo, se interesa y se entera de este tan temido proyecto, que sepa la verdad, por lo que a partir de entonces una carrera de persuasiones para disuadirlo de la temible verdad competirán por su afán por la búsqueda de la existencia. Para ello deberá sortear en su camino a la felicidad en sus diferentes vertientes, como el amor en una pareja para llegar a conseguir una estabilidad emocional y crear una familia o un exitoso triunfo social y laboral.


De la increíble imaginación de Terry Guilliam, nos presenta un presente o tal vez futuro distópico, lleno de los ingeniosos artilugios que sólo este estrambótico y genial director puede crear, grandes máquinas, pesados e imposibles mecanismos en máquinas y engranajes, extraños personajes con diversos estrafalarios looks, colores fuertes, llenos de vida, impactantes, colores imposibles todo esto envuelve a una película que nos compara con metáforas la verdad de la vida misma.

Con metáforas y situaciones cómicas, el director nos quiere hace ver y pensar en algo más que lo que nos impone la sociedad, en si es lo correcto tener pareja, estabilizarte emocionalmente, si lo correcto es crear una familia, tener hijos, tener éxitos sociales, profesionales, ser rico, todas estas utopías que nos han impuesto y las hemos auto ingerido y por las que luchamos, por las que realmente tal vez no estemos interesados pero lo tenemos tan gravado en nuestro subconsciente que hace que sea el motivo por el que cada mañana nos levaremos para llevarlo a cabo, para luchar por él.

Pero Guilliam nos ofrece una posibilidad y nos plantea una interesante reflexión: y si alguien se ha dado cuenta de lo que pasa, de que nos han auto impuesto unos criterios, unas convicciones que realmente no son nuestras, que son las que le van bien a la sociedad aunque vaya contra el propio individuo, una sociedad que no piensa sino que actúa, se mueve y vive pero que por si mismo no tiene la capacidad de este raciocinio…

Aunque en un primer lugar no me gustó nada la película, para mi gusto por sus excesos en las extravagancias de los colores, los extraños personajes, sus recargados peinados y vestidos me distrajeron del tema principal, igual que la decoración que adorna la historia, una vez más, decorados hiper cargados, ultra coloridos, altos y pesados mobiliarios. Fueron elementos físicos que me molestaron, incluso me aborrecieron, pero claro qué puedo esperar es Terry Guilliam por favor!!! Es el mundo en le que están basadas las historias de este director.

Bien, pero una vez ingerida esta temática colorida, cuando te centras en la profundidad de la película, te das cuenta que te refleja tanto tu propia vida, la de cualquiera que asusta. Ver cómo seguimos las reglas sociales para conseguir estereotipos gravados en nuestro subconsciente y que realmente la persona que lucha por cambiar, por no seguir la corriente, esas reglas del juego que no sabemos quién las inventó pero que todos somos parte del gran juego de la vida, y precisamente esa persona que quiere se feliz por ella misma, por ser fiel a sus propios principios, es el que la sociedad lo marginamos y lo tratamos de loco, egoísta y extraño por querer ser como él es.

Sin lugar a dudas, es una película de obligada visión, para reflexionar sobre tu propio sino, para hacer balance de lo que se compone tu vida, reflejada en la de otra persona para poder ver lo absurdo de nuestra sociedad y el de nuestras propias vidas.