Estremecedora, dura, agria, llena de sensaciones y sentimientos, amor a la familia y canto a la vida, cruel, desgarradora y con verdades que te dejan de piedra.

La película se desarrolla en el marco de los conflictos y guerrilas que suceden en Palestina, las miserias e injusticias que dan píe al dicho de en la guerra todo vale, pero hay cosas que deberían estar tan prohibidas…

En la herencia que unos jóvenes mellizos reciben al morir su madre, reciben la voluntad de su madre escrita en dos cartas: en la primera les revela que tienen un hermano secreto del aue nunca antes habían sabido, y en la segunda carta les pide que encuentren al padre de los mellizos. La chica arumada por toda esta situación empieza con la búsqueda que le llevara a recorrer muchos de los sitios donde su madre tuvo que vivir, esconderse y estuvo presa, entre otras localizaciones. A la misma par, la película narra como historia paralela, la de una joven, la madre, que se enamora de un chico que no es palestino y mantienen una relación en secreto pero la familia de ella se entera y en uno de sus encuentros ejecutan al novio, pero la joven está embarazada y le obligan a parir al hijo y darlo sin contemplaciones, ella es desterrada por la vergüenza que ha hecho pasar a su familia con este amor imposible. Pasados unos años está establecida llevando una vida normal junto a unos familiares cuando estalla una de tantas guerras que han de sufrir. Huye y quiere ir al orfanato donde sabe que está su hijo, pero lo encuentra en ruinas. A partir de aquí se desarrollan unos acontecimientos terribles, que te dejan en ocasiones sin respiración.

Es impresionante con la dureza que trata el tema de las cárceles de mujeres, de la falta de derechos con lo que han de vivir en estos países y el tema secreto del que trata.

La sorpresa final es tan indignante como sorprendente, es tan brutal como violenta, es tan fuerte como conmovedora.

Hay escenas tan crudas y sin sentimientos, como la masacre del autobús que no puedes más que taparte la boca y notar cómo te resbalan las lágrimas, cómo se te hace un nudo en la garganta y si tomas otra bocanada de aire estallas en un torrente de ira, compasión, vergüenza, pena y mucho terror por lo absurdo de las guerras.

Te deja echo polvo cuando se descubre la verdad, porque además de ser muy fuerte y sorprendente, piensas, ostias pues no tiene porque ser del todo ficción porque con las aberraciones con las que torturan a estos pobres poblados, no resultaría raro que esto sucediera.

Y ver cómo sufre la madre, protagonista de las dos historias, por lo que ha tenido que pasar, por cómo se le repudia aún muerta por enamorarse de una persona que no es de su religión y por haber tenido un vebé con él, de cómo puede ante todo la religión ante la cordura y la humanidad.

Es sin duda un film muy duro, no tanto por lo que se ve, que es bastante fuerte, sino por el secreto que encierra, ya que al descubrirlo te deja la sangre helada.