O cómo Manuel Bianquetti no puede dejar de hacer lo que mejor se le da, meterse en problemas.

Manuel se ha convertido en un paria, ya estaba suspendido de empleo y sueldo durante 1 año, pero desde que delató al policía que estaba detrás de un abominable de acto delictivo, no ayuda a su rota reputación.
Ejercer por su cuenta de detective… muy bien no le va, no tiene lo que se dice una gran cartera de clientes, ni siquiera tiene una cartera de clientes. Pero por piedad su antiguo compañero Silva, le da la tarjeta de una empresa de seguridad, donde le ofrecen un trabajo de guardaespaldas de un empresario multimillonario, al cual matan en su presencia. No mejorará la situación cuando vea quiénes son los implicados…

Aún lleno de acción, es mucho más apaciguado que su antecesor La Maniobra de la Tortuga. Con más protagonistas, e historias entrelazadas, su combinación provoca efectos detonantes de corta duración.
Ideas fantásticas, llevadas a cabo de una forma magnífica pero no acaba de hacer mella, no te encoge el estoómago aunque te roza el alma. Con una dureza de la vida y una mirada a la gente con recursos muy escasos, nos hace cómplices de la mirada hacia otro lado sintiéndonos mal y engañando a nuestra conciencia.

Una historia plena de historias, personajes autodestructivos y sufriendo una perra vida, escenarios de lujo para los que pueden y desoladores para los que nunca podrán, y todo bajo la mirada de un golem con el corazón de un franciscano, Manuel Bianquetti.