O cómo la vergüenza ajena no entiende de límites.

David Brent, 10 años después de dejar la gerencia de la empresa de papel donde estaba, trabaja ahora como comercial para una empresa de productos de higiene. Harto de la esta vida insulsa, decide pedir un mes de excedencia y perseguir su sueño, triunfar en el mundo de la canción como cantante. Así empezara un tour con su banda de música en el que ha de no sólo triunfar en el escenario, sino que intentará que la banda sea su familia.

Grande, enorme, como siempre que Ricky Gervais interpreta a David Brent, el inmaduro comercial, que intenta ser gracioso y hacer comentarios y bromas que no tienen el efecto deseado, sino más bien, pasa vergüenza ajena y un gran bochorno, sobre todo la gente que está a su alrededor, que es la que normalmente se da cuenta o son víctimas del desafortunado humor que derrocha David.

Una buena idea hacer un «qué fue de David Brant«, gravada también como falso documental, sin duda alguna creo que Gervais le tiene un gran cariño a este personaje, porque con lo que lo ridiculiza, vapulea y poco a poco, lo hunde en la solitud y tener que aguantarse a él mismo, acabando destrozado pero con el apoyo y comprensión de la gente que le rodea y le tiene en estima.

El personaje secundario del amigo rapero es muy grande, con mucha comprensión por su parte hacia el personaje de David, le hace de fiel escudero, aunque a su manera, y de apadrinado rapero que finalmente cumple con parte del sueño protagonista.

Cuando poco a poco va desgranándose la historia y explica por personajes secundarios hasta dónde quiere llegar David y cómo se endeuda para cumplir un sueño, sueño que al profundiza en él, te das cuenta de la gran falta que carece y cómo intenta acariciar desesperadamente el vacío con el que no es capaz de lidiar.

Sin duda, una gran película, basada en el bochorno y la vergüenza ajena de un mito en el mundo cómico y de los falsos documentales.

La verdad es que Gervais tiene una gran voz y no lo hace nada mal cuando canta en las actuaciones.