En un caluroso día de verano en Oslo, los muertos despiertan misteriosamente, y tres familias se ven sumidas en el caos cuando sus seres queridos fallecidos vuelven a ellos. ¿Quiénes son y qué quieren?

La directora Thea Hvistendahl nos trae con Descansa en paz una novedosa y perturbadora visión del género zombi, alejándose del frenesí sangriento al que estamos acostumbrados.

Los muertos vuelven a levantarse sin una explicación clara, y aunque no son los típicos monstruos salvajes, su presencia sigue siendo tan inquietante como letal.

Lo más impresionante del film es su tratamiento sonoro: los silencios, la ausencia de música en momentos clave y las composiciones inquietantes logran crear una tensión casi insoportable. Más que los sustos tradicionales, es esta atmósfera opresiva la que pone los nervios a flor de piel. 

La fotografía es espectacular, con una paleta de colores fríos y un uso de la luz que refuerza esa sensación de extrañeza y amenaza constante.

El ritmo es pausado y deliberado, pero eso no juega en su contra. Al contrario, la película te sumerge tanto en su universo que apenas notas que la historia avanza con calma; el suspense y la sensación de peligro te mantienen atrapado de principio a fin.

Una película que habla del duelo y como cada uno lucha y vive con ese duelo, a través de unas interpretaciones brutales que nos sumergen de lleno en el dolor de cada uno.

Descansa en paz es una propuesta distinta y altamente recomendable para quienes buscan un terror atmosférico, tenso y absorbente. Un film que demuestra que los zombis todavía pueden sorprender cuando se abordan desde un enfoque más inquietante y psicológico. 

No apta para los que solo buscan acción, pero perfecta para los que aman el terror que se mete bajo la piel.