O cómo unos buenos ingredientes no hacen que salga una buena película.

Un hombre ha de hacerse cargo de su hija y entra a vivir y a trabajar como conserje del edificio donde también trabajará. Su hija, aburrida y curiosa, decide dar una vuelta por el inmueble, donde verá cosas que no debería haber visto. Poco a poco, los vecinos del edificio empezarán a desaparecer de forma poco convincente para pensar que se han ido por voluntad propia.

Mala y peor, totalmente previsible, sin guión, sin actuación de los personajes, aunque el cebo para atraer la atención si duda alguna es Val Kilmer, su papel, el vestuario que le ponen, su guión… causa un efecto totalmente contrario a la intención que se le quiere dar, y le dan un aspecto entre grotesco y ridículo.

Pretendía ser una film de misterio, y si nos lo tomamos como un film de serie B, podría hasta incluso colar, pero que lo quieran igualar a un film de categoría, por favor, por ahí no.

La verdad, podrían haber hecho un pedazo de film, pero la verdad es que le falta mucho, guión, actuación, y le sobra tanta sobre actuación, previsibilidad, falta de misterio, clichés a doquier…