O cómo el creer en algo puede con los límites que creemos tener.

Milo es un joven que vive con su barrio, en un modesto apartamento en una barriada marginal. Milo siente fascinación por el mundo vampírico y poco a poco empieza a adoptar costumbres poco saludables de los vampiros, ya que su empeño es convertirse en uno señor de las tinieblas. Pero las cosas se complicarán para el joven cuando se vea metido, sin querer, en el testigo de un asesinato por parte de los pandilleros del barrio.

Una película de terror sin miedo, de vampiros sin señores de la noche, de intenciones frustradas y de realidades crueles. Con tonos ochenteros, es un film despiadado que la crueldad que muestra es tan tierna que desborda la esperanza que puedas poner en el personaje principal, que lo interpreta súper bien.

Muy recomendable de ver, para los amantes del género y para los que les guste las historias humanas venidas a menos.

Después de la proyección, el director de la película, Michael O´Shea, desveló curiosidades del film que os dejamos a continuación:

Michael O´Shea presenta The Transfiguration en Sitges Film Festival 2016