O como una vida salvaje es capturado por las crueles intenciones de un maltratador y enfermo psicópata padre de familia.
Una mujer en estado salvaje que habita en el bosque como un animal más, es capturada por un hombre de familia con el fin de adiestrarla primero y enseñarle a ser una persona de nuevo, que pueda hablar y tener una vida normal junto con los restantes miembros de su familia, su mujer, sus dos hijas y su hijo. Pronto se descubre la verdadera naturaleza sádica y violenta del padre tanto con su familia como con esta mujer salvaje.
Se trata de la secuela de Offspring, resultando ser la protagonista The Woman la única superviviente del grupo de caníbales que asolan y devastan a los habitantes de un pueblecito en esta primera parte. El director, Lucky McKee, una vez más sorprende con un film descarnado y anti natural.
Me pareció increíble la actuación de Pollyana McIntosh, ese estado sucio, agresivo, violento y salvaje que ha de interpretar, constantemente en tensión, a la defensiva y a punto de atacar y defenderse como cualquier animal que es retenido en contra de su voluntad.
La sensación de impotencia irrumpe ya con la loca idea de cazar a un ser humano y amaestrarlo, teniéndola encadenada de manos y pies en un sótano sin comodidad alguna, con la comida en cuencos como si fuera un perro, humillándola y violándola, siendo objeto de su cruel locura. Pero te enervas cuando ves el trato que reciben las mujeres de su familia, que reciben órdenes sin aprecio, valorando sus vidas menos que un perro apaleado, las palizas que reciben y las violaciones que sufren todas ellas por el déspota sin alma y psicópata del cabeza de familia.
La interpretación de todos los miembros es fascinante, agotador e increíble, y la ambientación es claustrofóbica, pasa de la casa familiar al sótano y a la inversa, contagiando esa angustia, mal estar y el sentimiento de venganza mortal que le juras al padre.
La sorpresa final no tiene palabras, no te esperas lo que muestra, esa sorpresa en la que piensas una vez más «pero qué hijo de puta es el padre», te deja muda en la butaca, cómo te hace creer una cosa y de pronto te muestra una realidad completamente diferente, cruel, alucinante e inhumana.
Es sin duda una película de visionado obligatorio, en la que sufrirás, te mimbarán las fuerzas el narcisismo y la prepotencia del padre, te sorprenderá y gritarás.
Sin lugar a dudas uno de los mejores films que pude ver en el Festival de Sitges.