O cómo ser un mal policía es escarmentado por dos niños.

Dos traviesos niños de unos 10 años, encuentran un coche de policía oculto en el bosque. No se les ocurre otra brillante idea que cogerlo y empezar a circular por la carretera con un coche de patrulla, que pertenece precisamente a un policía corrupto y con la intención de recuperar el coche con un contenido muy valioso.

Una película cargada de mala leche, con un Kevin Bacon entrado en años pero con una actuación buena, haciendo de cabrón que son los papeles que más se le ajustan. La interpretación por parte de los dos niños es muy fluida y muy natural, por lo que es muy fácil sentirse cómo y enseguida disfrutar de la acción a la que someten al policía corrupto.