O como la sumisión te convierte en una puta, desdichada y encuentras una cruel verdad.

Izumi es una sumisa mujer casada con un escritor de gran éxito, y sus lánguidos días transcurren entre las 4 paredes de su casa dedicada a las labores del hogar, y hace cualquier cosa que le pueda hacer feliz a su marido, le ama, le adora como a un ídolo dorado, por lo tanto su sumisión y su misión por hacerle feliz es de una obsesión febril, hasta el punto de quitarle los zapatos y ponerle las zapatillas. Pero descubre que necesita sentirse viva, las largas ausencias durante el día de su marido y la relación sólo cordial que tiene cuando llega a casa, hacen que necesite, anhele sentir, que le miren, que le deseen, necesita relacionarse con otras personas, necesita sentir que está viva, necesita simplemte sentir. Por casualidad se presenta a un trabajo para pasar el rato, ni más ni menos que una película porno en la que Izumi se sale, vamos que le va como anillo al dedo. Pero a partir de aquí conoce a unos personajes que le descubren una temible y horrible realidad sobre su otra vida, sobre su marido.

Es una película que tenía muchas ganas de ver la verdad, se me quedó en el tinto por horario durante el festival y gracias a Filmin pude verla por fin.

Me alucina cómo cambia la historia, cómo a través del denominador común de las ganas de sentir de la protagonista, qué tipos de personajes e historias se desarrollan a su alrededor. Sorprende cómo empieza la historia de una forma tan sumisa y débota, y cómo cambia a través de 2 experiencias, cómo se corrompe todo, cómo cae hasta lo más bajo, en los suburbios follándose a ejecutivos que les gusta las cosas raras. Y la historia del marido impresiona por lo retorcida y enferma perturbación que esconde para reflejarla en sus libros, a escondidas de su mujer, tejiendo una falsa realidad para la sociedad y viviendo su verdad en los bajos fondos. Sorprende igual o más la historia tan brutal de la otra protagonista del film, su forma de ver la vida, cómo arrastra a Izumi a su forma de vida y deja de tener la suya propia y el relato que esconde es como muchas de las escenas un poco retorcidas y fuertes que nos explica.

Visualmente es muy bonita, la composición de los colores pasteles y tonos tierra en las escenas iniciales ayudan a transmitir esta idea de tranquilidad y sosiego mientras que a medida que avanza la película, los colores se tornan más fuertes, más intensos, rojos, naranjas, colores que ayudan a dar la sensación de movimiento, violencia, y a veces junto con el escenario, transmite muy bien la sensación de mal rollo que quiere dar.

Es un film que vale la pena, recomendable sin duda, que como muchos de estos maestros orientales, nos dejan con la boca abierta al crear la historia retorcida y brutal que nos narran.