O cómo la vida con un robot puede ser muy distinta, puede estimularte, puede cambiarte la vida y mejorártela, pero también puede convertirse en cómplice de robos.

Frank (Franl Langella) es un hombre mayor, ex ladrón de joyas, retirado en una hermosa y tranquila casa de campo. Pero le aqueja una terrible enfermedad como es el Alzheimer que le provocan graves desórdenes en el desarrollo de su pacífica vida. Evidentemente este deterioro cada vez más pronunciado les preocupa mucho a sus hijos (James Marsen y Liv Tyler) y deciden usar la tecnología para el cuidado de su padre, incorporando a la vida de Frank un robot que le hará la vida más fácil, desde cocinar y ordenarle la casa hasta ayudarle a hacer ejercicio y plantar un hermoso jardín. Pero la mejora en la calidad de vida de Frank también hace que recupere sus ganas y dotes de tiempos pasados, cuando era un ladrón de joyas, y se fijará como prueba de si está en forma aún en sus nuevos vecinos. Frank además atesora un cariño especial por una bibliotecaria (Susan Sarandon) y le hace frecuentes visitas y casi es el único contacto humano que tiene.

Impresionante, increíble, tierna y llena de amor, familiar, entre parejas y vínculos especiales con la tecnología.

Sin duda es un film de kleenex en la mano, pero que merece la pena verla por lo bien que tratan un tema tan delicado y complicado como es la enfermedad del Alzheimer.

Es divertido ver cómo una generación en la que la tecnología no es necesaria ni utilizada, una generación en la que ha crecido y vivido sin hacer uso de ella, ha de amoldarse a ella y más cuando es la tecnología la que nos domina, dirige y construye la vida, que es el caso del protagonista en el que ha de dejarse llevar y modificar su estilo de vida en función de las órdenes de su robot mayordomo.

Hay varias situaciones cómicas de la rebeldía a la aceptación del robot en la vida de Frank pero también cuando asume a este nuevo intruso en su vida, es espectacular cómo se crea un vínculo entere él y la máquina aunque es el propio robot el que fríamente pero con lógica no deja de recordar que sólamente es un montón de circuitos con órdenes y no con vínculos afectivos.

Me emocionó muchísimo cómo trata varios temas: cómo los hijos han de hacerse cargo de la situación del padre, cómo su esposa lo vigila de una manera tan secreta y pública a la vez (me impactó muchísimo cuando se sabe la relación), cómo el Alzheimer va calando profundamente, día a día y sin reparos en la mente de las personas y cómo les juega esas tan desagradables malas experiencias.

Aunque es un tema duro, está tratado con tanto cariño, humor y amor, suavizado con esta capa tecnológica, que fue sin duda una de mis películas favoritas en el Festival de Cinema Fantàstic de Catalunya 2012.

Con lo que os vengo a decir que por favor, no la paséis por alto, porque no pasaréis un mal rato si es lo que pensáis al contrario, es un visionado delicado a la vez que fuerte por la personalidad de Frank, mezclando la humanidad del protagonista con la lógica de los robots.