En esta nueva edición del festival, qué mejor ejemplo de un film que muestra el monstruo que llevamos como pueda ser Hunter, Hunter, de Shan Linden,  narrando la vida de Joseph y su familia, tranquila y sin complicaciones, donde viven en un lugar remoto como cazadores de pieles, hasta que su tranquilidad empieza a ser amenazada por un lobo.

La trama es irregular, lenta en ocasiones y hasta desestructurada, y todo se acelera precisamente al llegar hacia el final de la película, donde te satisfará sangrientamente.

Un film que pasa sin pena ni gloria, muy festivalero pero fácil de no ser retenido: