En un presente distócico, Anna vive y trabaja en un complejo de apartamentos aislado y autosuficiente, en un entorno donde las calles son violentas y crueles. La vida en el complejo es perfecta, hasta que uno de los perros de un inquilino desaparece misteriosamente. pero para empeorar las cosas, la hija de Anna se convence de que es portadora de un mal que hace que sus pensamientos se hagan realidad.
En esta singular sátira, los inquilinos se irán volviendo todavía más paranoicos sobre los males que existen y creen que empiezan a invadirles el exterior.
Una locura de concepto que podría ser totalmente creíble en esta locura de sociedad. Bien pensada y elaborada, donde las comunidades de vecinos, representan tan bien las capas sociales y poderosas, que al final son las que mueven todos los intereses propios y gestionan a los demás a su placer e interés. Las tramas que se desarrollan en favor a la principal, están muy  bien llevadas a cabo, dando fuerza al poder de unos pocos en intereses propios.
Muy recomendable, las actuaciones están muy bien así como la historia en sí, pero aún así,  es un film fácilmente olvidable: