O cómo inmortales luchan por razones equivocadas, por razones nobles.
Esta es la historia de luchas, batallas y peleas épicas, donde se consigue la inmortalidad, pero a un alto precio. Estos es lo que le pasará a Manji, un samurai en Japón en la época Edo, que ayudará a una joven a vengar la muerte de sus padres al ser asesinados por unos ejecutores lideraros por el guerrero Anotsu.
Basado en el manga con el mismo nombre de Hiroyuki Samura, el director se toma las licencias necesarias para hacerse con la historia y los personajes y volverlos suyos, contado a su espectacular manera y volviéndolo una superproducción.
Takashi Miike en estado puro, en su salsa, un film lleno de peleas sin fin, largas y espectaculares luchas con espadas, sangre, amputaciones y muertes a destajo.
Cómo no puede ser de otra forma, tanto en el tema del director, como de la cultura oriental, basado en el honor, la familia, promesas y venganzas, en lo tradicional y en conseguir los objetivos propuestos, matar para vengar y quedar el alma tranquila.
Malos malísimos y crueles, una estética futurista en un Japón tradicional, unas peleas multitudinarias, uno contra decenas, son algunas de las etiquetas con las que se puede asociar fácilmente el film con el director.
Un film basado en un Japón antiguo, lleno de tradiciones y de sangráis, un coctel excelente para los fieles seguidores del aclamado director.
Os dejamos la presentación del film de la mano del propio director, Takashi Mike.