O de cómo Cuba se defiende a su manera de un ataque zombie.
Juán es un desastroso padre que vive en Cuba de sus trapicheos para poder ir tirando de aquella manera, pero de pronto son invadidos por zombies y junto con sus amigos y su hija le hacen frente a esta invasión, no sólo luchan para sobrevivir sino que además se montan un negocio en medio de esto caos para exterminar a zombies por encargo, cobrando sus servicios ya sea a cambio de dinero o por víveres.
He de reconocer que fui obligada a verla, sin expectativa alguna, bueno miento, sí que iba con expectativas pero muy muy bajas y malas, y además iba al pase de las 8 de la mañana después de dormir sólo 3 horas al venir de una maratón. Y he de decir que me reí muchísimo, que me pareció una gran idea que trataran este tema al modo de la Habana y los personajes para llevar a cabo esta película son muy cómicos.
Lo que primero te llega es la soledad con la que el personaje principal, Juán, ha de convivir, ese rechazo familiar hace que nos entre al público. Lo que hace que nos parezca cómica y entrañable es ese acento cubano y ese carácter tranquilo y sin prisas, que contrarresta con las prisas por la supervivencia del ataque zombie. Los personajes son muy divertidos, desde el propio personaje, pasando por el buen amigo que siempre le acompaña hasta el transexual que es convertido.
Ver una Cuba llena de zombies y ver cómo se lo toman, el humor de crear un negocio para «matar a sus seres queridos», cómo se desarrolla la película y las divertidas situaciones que rodean al personaje, es sin duda un film recomendable para echar unas risas.